A Vic
y eleva la firmeza de mi sueño:
erecto en la avidez de ese perfume.
Imagino que enmarcas la figura
y descuidas tus senos en mi pecho
y reposas tus labios en mi sexo
y me arrullas, me prendes y me inundas:
tus miembros se estremecen con los míos,
se pierden y se encuentran, se retuercen
y abandonan sus formas en el vuelo.
El amor nos sumerge en el delirio
que desata en el éxtasis latente
la herida descubierta de un deseo.
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