I
He visto los fracasos
que tuercen los caminos,
y he mirado a la cara
las lágrimas del día,
el duelo de los muertos
y el fondo del vacío.
(el dolor se instaura:
ingenia un mundo)
He jugado a unos dados
armados de peligro,
y he observado un mañana
carente de caricias,
atado al duro suelo,
inmerso en claro frío.
(el dolor ingenia:
recrea un mundo)
He cortejado al diablo
que trueca los destinos,
y he arrojado del alma
los goces de la vida,
el pálpito del pecho
y el aire que respiro.
(el dolor recrea:
arrasa un mundo)
Y solo he deseado
perderme de mí mismo,
sumergido en la barca
que no conoce orilla,
que no retorna a puerto:
hundido en el abismo.
(el dolor arrasa:
II
Mas llegó la flor de la sonrisa
Al destello de los ojos río,
y vence el mundo)
Los delirios blancos del sentido
Y la calma de la dulce brisa.
(el dolor fracasa;
Todo un canto a la esperanza y a la belleza es estos días tan aciago. Gracias Sergio, por acompañarnos.
ResponderEliminarMagnífico poema, lleno se símbolos e imágenes de la alternancia de las tinieblas y la luz en el firmamento del alma. La aurora conjura los terrores de la noche, como un bálsamo que alivia nuestra menesterosa condición humana.
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