domingo, 14 de octubre de 2018

Nocturno del deseo


A ti, oculta, si no quiero perderte

Anoche fuiste mía; ya eres mía:
          tu gemido en mi mano se estremece
          e inundas mi deseo con tu boca
          y en los labios se vierten nuestros flujos

y me muerdes, me lames y te pierdes
          y te cubro, te apreso y me destruyo
          y juntos penetramos las heridas
          de todos los placeres que se gozan.

Y ahora que te pienso y te recuerdo
          me anego en la tristeza cotidiana
          de saberte cautiva en otra vida,

de añorarte pendiente de un secreto,
          de negar la verdad de las entrañas
          de anoche, en que eras mía, solo mía.

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