Esta noche, ya cansado de leer a clásicos y a extraños, sin ideas para escribir nada nuevo, me decidí a revolver en mi carpeta de escritos de juventud, esa carpeta roja olvidada en la que reposan tantas ilusiones y momentos. Y me encontré con un poema, de rima excesiva y machacona, y prácticamente ninguna elaboración, pero con la frescura de los 15 años.
Me niego a lo que siento, pero siento,
y siento que te espero
y siento mi deseo
y siento que te quiero,
Y tras leerlo pensé en los modos de expresión y de creación, en la experiencia de la vida y de las lecturas, en las ideas, en la manera de vivir y en el flujo perpetuo, pero también en el sentimiento y en el ser inmutable. Y llegado a este punto, surgió una conclusión clara: lo mejor será un poco de onanismo heraclitiano y un mucho de sueño parmenídeo.
y siempre a ti te siento.
(V-1986)
Y tras leerlo pensé en los modos de expresión y de creación, en la experiencia de la vida y de las lecturas, en las ideas, en la manera de vivir y en el flujo perpetuo, pero también en el sentimiento y en el ser inmutable. Y llegado a este punto, surgió una conclusión clara: lo mejor será un poco de onanismo heraclitiano y un mucho de sueño parmenídeo.
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