A ti, oculta, si no quiero perderte
Recordando a Miguel Hernández
vertido entre tus labios en desnudo,
que desde el primer día te deseo.
A solas a tu lado me dibujo
y sueño en los recodos de tu cuerpo
que prende mis sentidos sobre el lecho
en el que acompasamos nuestros pulsos.
Gozarnos como amantes sin medida
en rincones ocultos a los otros,
cautivos de temores conocidos,
Mirarnos de soslayo y a escondidas
y negar la verdad pura a los ojos:
el único remedio, y el vacío.
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