miércoles, 20 de mayo de 2020

No quiero volver a lo de siempre, o de los zetas contra los zotes. Una historia de la humanidad futura (1)


Antonio Manzano, profesor de Música
No me lo creo: por fin volvemos a la calle. Las autoridades han declarado que se puede salir sin tomar más precauciones que las sociales, por el peligro a los ataques, pero las sanitarias no son necesarias. Mi hermano no se fía, piensa que nos están engañando, con o sin conocimiento de la verdad: está convencido de que el Olel21 contagia a cualquiera, sin distingos, que los resultados de las investigaciones son erróneos o nos los están ocultando.
   No sé qué hacer. El miedo a ser agredido por un infectado, por un zote sin cerebro, me frena, pero este pequeño apartamento se me cae encima y ya no tengo prácticamente trabajo, después del estrepitoso fracaso de las plataformas y actividades educativas digitales. Además es relativamente sencillo esquivar los ataques, salvo que te encuentres acorralado por varios zotes o te caigas al suelo.
   Acaba de parar un coche en medio de la rotonda. El conductor sale trastabillado, tropieza con lo que parece que es el cinturón de seguridad y cae al suelo. De la puerta del acompañante surge una pequeña figura con un vestido rosa pastel y corre hacia el conductor; se sienta encima de su espalda y empieza a golpearle en la cabeza primero con una mascarilla y enseguida con su frente, pero aquel consigue zafarse y huye en dirección a la playa. La chica de rosa le persigue, hasta que oye el sonido de un timbre de bicicleta en el portal de mi edificio y cambia de dirección.
   Tengo miedo.
El Toyo, Almería, España, 19 de mayo de 2020

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