Lo recuerdo, fue un
sueño o simplemente
una noche de encuentros en la playa,
de caricias tan dulces como ausentes,
de las manos desnudas en las manos,
del vagar de los pies sobre la arena,
te perdí como el tiempo que no llega,
como brisa en un cálido verano.
Pasaron muchos años y los días
atentos al transcurso de los cuerpos
velaron el latido de la herida.
Pero un vuelo anhelante de deseo
descubrió las aristas de la vida,
renovó los placeres del paseo.
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