Movimiento
II
Vida
del ectoplasma
Un día al levantarme
me sentí ectoplasmático,
un ente situado
bajo el cristal opaco
de una urna olvidada
detrás de ocupaciones
innatas al destino:
la casa, las lecturas,
las horas de gimnasio,
de flamenco y de yoga,
las citas con amigos,
familiares y afines,
la pareja asignada,
las parejas posibles
y otras labores varias
de la vida corriente.
Y erraba sin futuro,
sin vuelo en artefactos
(falsedad de la altura),
sin retratos desnudos
(error del artificio),
pues ya nunca volaba
y ya nada veía
que no fuera un reflejo
del interior oculto
de un alma de fantasma.
Las palabras vacías
de un texto adormecido:
recuerdo ectoplasmático.
Y unas teclas tozudas
continuaban el baile
de un mensaje infinito:
un día al levantarme
me sentí ectoplasmático...
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