Movimiento
I
Espiral
del ectoplasma
Un día al levantarme
me sentí ectoplasmático,
un ente que vagaba
del baño a la cocina,
de la cocina al baño.
En fin, un ectoplasma,
pero limpio, impecable
y bien alimentado.
El ser que se movía
dentro de mi morada
dentro de mi morada
observó que mis libros
levitaban, sin hilos.
Las teclas escribían,
con pulsiones absurdas,
con pulsiones absurdas,
invisibles y extrañas
letras en la pantalla
(descifraban su historia):
un día al levantarme
me sentí ectoplasmático,
me sentí ectoplasmático,
un ente descuidado
y ajeno a toda vida
que se reconociera
en las formas del mundo;
una masa licuada
de ser espirituoso,
inestable e informe
vagabundo en las sombras.
Los libros continuaban
sus vuelos sin reparos
sus vuelos sin reparos
y las teclas, tenaces,
en pulsiones ocultas,
insistían con premura:
un día al levantarme
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