Esto no puede funcionar. Es una historia de amor imposible, condenada al fracaso, a la tragedia. Se trata de un flechazo en toda regla, inesperado, inmediato, incontestable..., del que no nos podemos escapar.
Todo empieza cuando tu hijo se acerca a mí, interesado, y noto tu presencia y el sentimiento se me arraiga con firmeza, como debe ser. Me lanzas una mirada profunda, con aquella cadencia que solo tienen los tuyos. Pasas a mi lado y yo intento sentirte, rozarte, pero no consigo aproximarme lo suficiente. El amor flota en el ambiente, se expande, lo inunda todo, eriza tu pelo, excita mis yemas.
Entonces se abre la puerta que está detrás de mí y sale Andréi, señala a tu hijo con la chaira que lleva en la mano y le pregunta al hombre que te acompaña:
‒¿Es a él?
‒No, es a la madre del cordero ‒contesta esbozando una sonrisa‒. Tenemos muchos invitados.
Y Andréi te lleva con él, mientras me estiro con todas mis fuerzas, pero mis raíces no me dejan salir de este pequeño tiesto y sé que jamás te volveré a ver.
(Tertulia filandona, 6 de mayo de 2024; asunto: Salirse del tiesto y La madre del cordero)
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