Recordando a Quevedo
y persigue con ansia los placeres
que transmutan en sombras de la vida?
Desde el seno reclaman como leche
el recuerdo de líquidos estigmas
y saciados se entregan a la fuente
que confluye los llantos con las risas.
Madurez del espasmo viene luego
con deseos y tactos de los cuerpos,
que se buscan huyendo de este mundo,
y la vieja costumbre de los tiempos
los seduce con calma y sin remedio
en descansos yacientes de sepulcro.
(Raíces y alas. Cuadernos de poesía, XIII, noviembre de 2015, p. 21)
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