—Algo muy simple. Me aburría mucho y me sentía muy deprimido, así que me acerqué y me conecté a la toma externa del ordenador. Hablé un buen rato con él y le expliqué mi opinión sobre el Universo —dijo Marvin.
—¿Y qué pasó? —insistió Ford.
—Se suicidó —dijo Marvin, echando a andar con aire majestuoso hacia el Corazón de Oro.
—¿Y qué pasó? —insistió Ford.
—Se suicidó —dijo Marvin, echando a andar con aire majestuoso hacia el Corazón de Oro.
(Douglas Adams, Guía del autoestopista galáctico, 1979)
No hay comentarios:
Publicar un comentario