Uno
Entró en casa y lanzó las llaves sobre la mesa del recibidor.
‒Ya he vuelto.
Se dirigió al salón y en seguida apareció su mujer, radiante, con esa belleza natural que tanto le seducía. Se acercó a él y se puso de puntillas para poder darle un beso prometedor.
‒Yo he llegado hace media hora, pero ya tengo la cena casi preparada.
‒Pues me pego una ducha rápida y salgo a cenar.
Dos
Entró en casa y lanzó las llaves sobre la mesa del recibidor.
‒Ya he vuelto. Y vengo con mucha hambre.
Se dirigió al salón y no obtuvo más respuesta que un silencio que se notaba algo tenso. Oyó unos pasos rápidos por el pasillo y apareció, con un gesto de completa perplejidad, su mujer.
‒¿Qué te pasa? ‒preguntó con preocupación.
Volvió a oír unos pasos. ¿Quién podría ser: su cuñada, su hermano...? Y se vio aparecer a sí mismo envuelto en su albornoz. Pero no podía ser... Se puso a buscar una explicación: María le estaba siendo infiel con un hombre muy parecido a él. Tan parecido.
‒¿Quién eres tú?
‒¿Cómo? No entiendo. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué eres como yo?
‒Yo soy Pedro. ¿Y por qué...? ¿Quién te ha dado permiso para coger mi albornoz?
‒Ese albornoz es mío. María, ¿quién es este tío?
‒¿Esto es algún tipo de broma retorcida? ‒contestó ella mirando a uno y a otro de lo que parecían ser sus maridos‒. ¿Quién de los dos es Pedro?
‒Yo soy Pedro.
‒De eso nada, Pedro soy yo. Él no sé quién es.
‒No sé de dónde has salido ni por qué eres como yo, ni qué pretendes, pero te vas a ir ya y...
‒¡Callad! ‒gritó María‒. Esto no puede estar pasando, no puede estar pasando. No está pasando. Cuéntame algo de mí ‒le dijo al Pedro del albornoz.
‒No sé... Tienes un lunar entre dos dedos del pie derecho.
‒Utilizas dos cepillos de dientes diferentes ‒dijo el segundo Pedro.
Oyeron el golpe de la puerta de la casa cerrándose.
Tres
Entró en casa y lanzó las llaves sobre la mesa del recibidor.
‒Ya he vuelto. Y vengo con mucha hambre y ganas de fiesta.
(Tertulia filandona, 13 de noviembre de 2023; asunto: He vuelto)